Lava la pieza a mano, por separado y con jabón suave. Mejor con agua templada (máx. 30 °C) y frotando solo la zona que se haya manchado.
Nada de retorcer ni meter en la secadora. Y mejor que se seque a la sombra para que los colores sigan tan bonitos como el primer día.
Si lleva mosquetón con abalorios, quítalo antes de lavarla para que no se estropee.
¿Ha perdido algo de cuerpo al secarse? No pasa nada: un planchazo (con cariño) y vuelve a estar perfecta. Solo asegúrate de que la tela no sea delicada como la seda antes de meterle calor.